Hola a tod@s, hoy reaparece en mi un sentir con el que llevo bastante tiempo y que últimamente se acentúa más.
En nuestra comunidad de vecinos la armonía no es una sensación que se manifieste habitualmente. Somos tres bloques de vecinos que compartimos una plaza interior ajardinada y un garaje común.
La mayoría de los vecinos remamos en la misma dirección por intentar que este proyecto vaya por buen camino, tratando de mejorar y colaborar en todo lo que nos sea posible.
Pero también existe una parte minoritaria que no participa en esta forma de convivencia y se empeña una y otra vez en entorpecer todo lo que favorece al bien común.
Ensucian los jardines, tirando basura o no recogiendo los excrementos de sus animales. Rompen y ensucian el mobiliario urbano como las papeleras, farolas, carteles, bombas de achique. Utilizan el garaje para carreras de coches, servicio de taller, tráfico de drogas, almacén de basura e innumerables cosas más…
Los vecinos, junto con policía municipal, concejal de barrio y asociaciones vecinales, tratamos de mejorar esta situación pero nos es bastante complicado, ya que algunas de estas personas están en alquileres sociales, otras son propietarias pero no figuran inscritas y otras nunca pagan las cuotas de la comunidad.
Os cuento todo esto porque en estos días de estado de alarma, todo esto se acentúa mucho más. Sumado a todo lo anterior, está el que no respetan el permanecer en casa, bajando a la zona común a tomar el sol, hacer ejercicio, jugar con los niños en los jardines, tomarse unas cervezas dejando luego todo tirado en la calle, etc.
Siempre he pensado que todo lo que ocurre obedece a algo mayor, no sabemos el porque de las cosas ni los procesos que tenemos que vivir cada uno y por eso hay que tratar de respetar y de hacer cada un@ nuestra parte lo mejor posible.
Pero en estos últimos días me pregunto si esto ha de ser así en todas las situaciones o si en algunas ocasiones tenemos que atrevernos a ser pieza de cambio y colaborar para que ese cambio sea posible.
Al mismo tiempo pienso…, ¿es tan difícil mantener un mínimo de respeto hacia los demás?, ¿ese respeto hay que imponerlo o tiene que venir dado?, ¿es mi responsabilidad tratar de que sea de otra forma y hacer que se cumplan las normas establecidas?.
Todo esto es un gran dilema interior para mi y a diario trato de ver con claridad ya que en este momento no solo soy Miriam, una vecina más de esta comunidad, sino que también soy la presidenta de las zonas comunes.